Algunos nombres han sido cambiados para protección de los inocentes.

4 de Julio, 1a parte

Después de escuchar mi disconformidad con ciertos elementos típicos de una buena dieta gringa, tales como el jugo de tomate, el chancho al horno adobado con miel, y la ensalada de fideos con frutas, X me paso a dar un discurso de diez minutos acerca de la validez de tales preferencias. «No es malo», me explicaba, «no es peor. No es que los gringos están locos, es simplemente diferente. Nada más.» Yo afirmaba con la cabeza, pero le daba una mueca que demostraba mi conformidad a medias. «Bueno», le dije, «yo creo que si me hablás de comer pollo con una salsa Teriyaki, la cual es agridulce, y no concuerda con mis cánones alimenticios, vaya y pase, pero dame una sopa de durazno, y eso sí que no».

«Pero Manuel», insistía X; «cuando yo era chico iba a visitar a mis tíos suizos que vivían en el campo, y ellos comían chorizo con mermelada de higo. Yo decía «estos tipos están locos.» ¿Pero sabés qué? No estaban locos. Porque no es malo, es diferente!»

A esta altura ya me estaba sintiendo como un imbécil por haber sido tan superficial y rápido para juzgar, sin ponerme en el lugar de los otros. Es cierto, después de todo, más de una vez los gringos se han reído de mi inclinacion a tomar mate a pesar de que la sensación térmica raye en los 45 grados (sin tomar en cuenta ellos que Starbucks hace un negociazo a lo largo de todo el año, y entre café y mate no hay tanta diferencia de temperatura después de todo), y yo espero que entendieran que el mate no es malo: es diferente.

Y mientras me torturaba por haber sido tan tarado, avergonzado de que X pudiera pensar menos de mi por ser tan inmaduro, lo siento decir:»A ver si pasan la Coca, che.» A lo que Emily contestó: «No hay mas Coca, pero hay Dr. Pepper.»»Y bueno», agrego X. «Si no hay otra cosa, pasáme esa porquería»

4 de Julio, 2a parte

Estábamos sentados en una ubicación bastante favorable en el parque Glen, en Provo.

Ocupábamos dos mesas del parque, de puros angurrientos nomas, no porque nos hicieran falta. Yo me estaba preocupando que si alguien venía y quería ocupar una, podría saltar la bronca. Después de todo era 4 de Julio, y a la gente le gusta ir al parque.

Y mientras pensaba en eso, veo dos chicas aproximarse lentamente, hablando muy animadamente entre ellas, una de ellas con un cuaderno en la mano. X estaba caminando hacia el asador, cuando las cruzó y lo veo decir a una de las chicas, en un volumen considerable, y con una rapidez admirable: «¿Qué? No espikininglish! Pará, pará.» Y apuntando en mi dirección me grita «Vení, Manuel» y dirigiéndose a las chicas exclama animadamente «él es tícher de ínglish».

Yo entonces me acerqué pero no sin que antes X continuara, llevándose la mano a la billetera: «¿Uasáp? ¿Cuánto hay que pagar? ¿Hay que pagar por mesa? Hay viene el muchacho, él sí habla inglés.» Cuando finalmente llegué a donde estaban las chicas, tuve que pausar para explicarle a X que no le entendían una papa de lo que decía, así que podía pausar por un minuto, y dirigiéndome a las chicas, que a esta altura me miraban con una cara de terror que daba pena, les pedí que disculparan a mi amigo porque no hablaba inglés, y entonces les pregunté que qué necesitaban.»Nada», respondióla chica del cuaderno, y apuntando a su amiga, agregó: «Yo estaba hablando con ella nomás»